El Real Madrid volvió a demostrar que aún tiene mucho que mejorar en el aspecto defensivo después de caer contra la Juventus (2-1) en las semifinales de la Peace Cup con otros dos goles a balón parado. Cannavaro marcó de cabeza ante su ex equipo, luego Cristiano Ronaldo igualó de penalti y Salihamidzic desniveló la balanza a la salida de un córner.
Otra vez, como ya le pasara contra el Al-Ittihad y contra el Liga Universitaria de Quito, el conjunto blanco evidenció carencias en los balones por alto. Los de Manuel Pellegrini se van de la Peace Cup con cinco goles en contra y todos ellos de cabeza en jugadas que partían con el esférico quieto. El técnico chileno ya sabe que tiene deberes para la gira norteamericana.
En cualquier caso, no pareció un partido de pretemporada. Ambos equipos se esforzaron al máximo, el ritmo fue alto y se repartieron patadas de todos los colores sobre un césped en mal estado que se levantaba mucho y que desesperó a los futbolistas. Además, también hubo goles. Cannavaro, que en tres años en el Madrid apenas marcó alguno, inauguró el electrónico a los tres minutos gracias al servicio de Del Piero y a la colaboración de Cristiano Ronaldo, que rompía el fuera de juego. Al menos el italiano tuvo el detalle de no celebrarlo, en un claro gesto de respeto y amor a los colores madridistas.
El conjunto blanco volvió a evidenciar su flaqueza en las jugadas a balón parado con su cuarto gol consecutivo de esta manera. El problema para Pellegrini es que hay muchas más cosas que debe trabajar en el apartado defensivo. Quedó claro en los primeros quince minutos, en los que el Madrid tuvo más el balón, pero cada vez que lo perdía era una clara ocasión de la Juventus. Amauri y Del Piero estuvieron a punto de ampliar la ventaja.
Con el paso de los minutos, los blancos se aplicaron y dejaron menos espacios a riesgo, eso sí, de adelantar la defensa. Empezaron a aparecer los hombres de ataque, con Granero, Cristiano y Benzema como los más participativos. Llegaron las ocasiones de Guti, Metzelder, que perdonaron ante Buffon, y Raúl, que disparó junto al palo.
Las oportunidades eran el resultado de un alto ritmo por parte de ambos equipos, que a veces rozaron el juego violento. Felipe Melo pudo lesionar a Cristiano y Lass a Del Piero, mientras Camoranesi y Drenthe se repartían 'regalitos'. Así pasaban los minutos hasta que Cristiano sirvió un buen balón a Raúl y éste engañó a Chiellini para que le derribara. Ronaldo no perdonó a Buffon.
Patadas por doquier
La segunda parte fue peor. Bajó el ritmo, las ocasiones fueron menos peligrosas y se endureció aún más el juego. Lo único que no cambió fue la actitud madridista a balón parado porque nada más arrancar la reanudación Salihamidzic volvía a enseñar las vergüenzas blancas en un saque de esquina. Con el marcador otra vez a su favor, la Juve tenía el partido como quería. No dejó jugar a la zona de creación blanca y sólo Cristiano, asumiendo su rol de estrella, inquietaba a la defensa italiana.
Guti en una falta y Benzema en un disparo desde la frontal lo intentaron, aunque fue Tiago quien más cerca estuvo de marcar con un tiro al poste. Sin embargo, lo que focalizó los segundos 45 minutos fue la violencia de algunas entradas. Todos repartieron estopa, pero el que se llevó la palma fue Grygera, que a punto estuvo de llevarse de recuerdo la rodilla de Cristiano con el tiempo ya vencido. El checo le dejó los tacos en la pierna de apoyo. El Madrid encajó su primera derrota de la pretemporada, pero al menos no perdió a su estrella.