A Sebastian Vettel se le subió a un pedestal demasiado pronto, comparándolo incluso con Michael Schumacher o Fernando Alonso. Es evidente que estamos ante un piloto con un gran potencial, pero todavía tiene muchos defectos que pulir para llegar a ser un campeón.
Creo, además, que todos los elogios hacia Vettel sólo aumentaron la presión sobre el piloto de Red Bull, que no para de encadenar errores en este inicio de campeonato. El último el pasado fin de semana en Turquía.
Vettel tenía la pole en el circuito de Estambul, pero la desaprovechó en las primeras curvas al salirse de pista sin motivo. Ese despiste dejó la victoria en bandeja a Jenson Button.
En el GP de Mónaco también vivimos un nuevo error del alemán, que sufrió un accidente y no pudo terminar la carrera. El propio Vettel admitió su fallo:
"La verdad es que no hay mucho que decir. Quizás frené demasiado tarde, bloqueé las ruedas traseras y perdí el control del coche al chocar contra la barrera"
En Montmeló tampoco estuvo inspirado el joven piloto alemán, que salió segundo en la parrilla y cruzó cuarto la meta. Su mala salida le hizo perder la posición con Barrichello y Massa.
Sebastian también la cagó en la primera carrera de Australia al provocar un accidente en las últimas vueltas cuando defendía su segunda posición ante Robert Kubica. Fue declarado culpable y perdió diez puestos en la parrilla de Malasia. Así explicó el incidente:
"Quizás debería haberle dejado pasar y haberme quedado con el tercer puesto, pero así es la vida"